28 febrero 2024

ARIEL

 


 

   Una noche calurosa de marzo de 2016, Emilio qpd, dijo a Darío: “Hijo, hace mucho calor.  ¿Vamos por unos refrescos y papitas o un elote?  Aún es hora de que el señor esté en el puesto. ¡Traeremos para todos!”.

   Los ojos del pequeño niño se iluminaron, dirigió la mirada a su hermano y preguntó: “Qué vas a querer, Santi?”, Su interlocutor, sin dejar de jugar, respondió que un elote.

   Emilio tomó de la mano al menor de sus hijos y salieron. 

   Había transcurrido media hora, sonó el timbre y la abuela salió.  Emilio entregó los productos a su madre mientras decía: “Mira este pobre gato, hay que meterlo porque el perro de la casa de enfrente está acechándolo, seguramente tiene hambre.

   Entraron a la sala Dadá y Tere, con el cargamento comestible y, detrás de ellos, Emilio con el felino que, asustado, se arrinconó contra la pared en cuanto Emilio lo puso en el suelo.  De inmediato, el resto de los habitantes, se aproximaron.  María Teresa qpd, que era la mayor preguntó si seria macho o hembra.  Emilio respondió que para saberlo habría que levantar la cola del animalito, que aún se hallaba inhibido.  Tere acercó dos comederos, uno con croquetas y el otro, con agua.

    Santiago preguntó: “Qué nombre le pondremos?”. 

   Reflexionaron, se trataba de un gatito flaco, café rojizo, atigrado, con ojos verdes,.. De repente, María Teresa dijo: “Ariel, es un nombre neutro y muy bonito”.

   Ariel salía de la casa, pero niños y adultos estaban a la expectativa para recuperarla hasta que se adaptase a la familia.  Valentina la ignoraba mientras Ágata la rechazaba, pero no la agredía físicamente.

   A la semana siguiente Tere se dio cuenta de su género, la gatita tuvo su celo y fue preñada.  “Ni modo. Un gato se nos adelantó.  Después de la camada, la llevaremos a esterilizar”.

    Durante la gestación de los mininos, Ágata dulcificó su carácter y fue protectora con Ariel.  Una tarde en la que correteaban en el patio los dos cachorros humanos con su abuela, ésta sufrió un accidente, es que Ariel permanecía acostada en el patio, en medio de las carreras de niños y la anciana tropezó con el enorme cuerpo felino. 

    A partir de ese suceso, los cuidados hacia la pesada Ariel se incrementaron y los juegos en el patio perdieron la participación de la abuela, a quien le quedaron adoloridas las costillas.

   La mañana del sábado 3 de septiembre de 2016, a eso de las 9:00 de la mañana, se escuchó un grito proveniente de la recámara en la que se encontraba Ariel. 

   Las dos mujeres mayores desayunaban, comentaron que seguramente los gatitos iban a nacer.  Un par de horas después, subieron las escaleras, abrieron la puerta y encontraron a la dichosa madre amamantando a cinco gatitos.

26 febrero 2024

UN LEÓN “TROTSKI”


 

 



   Santiago y Darío, gracias a las orientaciones del gran amante de los gatos, Toño Galaxy, se sentían dichosos de visitar semanalmente a Ágata y, por añadidura, a sus abuelas y a Valentina.  Así, cada quien desde sus respectivos domicilios, esperaban con ilusión que llegase el viernes y se alistaban para el encuentro.  Dado que sus papás mostraban una gran vocación hacia el fortalecimiento de la felicidad de sus vástagos, se dieron a la tarea de buscar un gato para sus hijos.

   Lo anterior ocurrió una tarde de otoño, era noviembre de 2015.  Reunidos en la sala de su departamento, Emilio y María escuchaban con la satisfacción propia de los padres al valorar el desarrollo de sus hijos,, las vocecitas de los pequeños de 4 y 5 años, que relataban, entusiasmados, la creciente destreza para dibujar aves y otros animales en el papel que, después de ensartarle  un hilo de estambre, mostraban a Ágata y las reacciones de ella, la emoción que les producía que la enorme y majestuosa felina se dejase acariciar por ellos, además de la felicidad que les provocaba cargarla. 

   Los padres se miraron, ambos se inclinaron uno hacia el otro, hablaron quedo y tomaron la decisión.

   Emilio encendió la computadora y, en el espacio destinado para la búsqueda, escribió: “gatos en  adopción”.  De inmediato se desplegó una larga lista de nombres y direcciones, pero la que llamó su atención fue una que le remitió a los sentimientos más sublimes que un humano pudiese experimentar: “Ángeles peludos”.

   Al acceder al sitio, llamó a la familia, había toda una galería de gatos, todos diferentes pero adorables.  Mary, Santi, Dadá y él observaban las imágenes con ilusión, todos eran demasiado lindos y no decidían cuál gato sería el idóneo.  Casi para el final del gran cúmulo de fotografías, vieron uno, gris atigrado, que encantó a todos, su nombre era Humo.

   Emilio, con ansiedad, escribió al administrador del albergue para concertar la cita, que sería el siguiente sábado en el parque de Los venados.

   Como era lunes, la familia tendría que esperar cinco largos días.  El martes, al regreso de los respectivos empleos de los padres y las escuelas de los hijos, fueron a buscar los  artículos necesarios para dar comodidad al próximo miembro de la familia.  Regresaron con una camita, una frazada, un par de comederos y una bolsa de croquetas. 

   El viernes por la tarde los niños sólo fueron con Ágata, Valentina y sus abuelas para saludarlas y recoger una transportadora; estaban tan felices y emocionados porque al día siguiente irían con sus padres a conocer a su nueva mascota.

   El parque de Los venados es grande, arbolado, con bancas para que las personas respiren el aire y disfruten un buen rato de apacible tranquilidad dentro de la caótica ciudad. 

   A pesar de no haber dormido las horas acostumbradas, los niños iban muy despiertos y felices, ilusionados y ansiosos por tener entre sus manitas al adorable Humo. 

   El trayecto parecía interminable, no por el tráfico, sino por la ansiedad; los padres repasaban las señales acordadas con las cuidadoras de animales, iban a ir vestidas con pantalón de color verde, con blusa y gorro gris, los nombres eran Leslie y Stephanie.  “¡Qué chistoso!”, comentó Emilio a su esposa Mary, “Los nombres en México son importados o ¿acaso serán extranjeras?”.

   Descendieron del coche, los cuatro se introdujeron al parque, los padres se sentaron en la banca acordada mientras los niños corrían entre los árboles; después de un rato,  vieron acercarse a dos mujeres con combinación verde-gris, una de ellas con una caja con orificios.  Se presentaron y al entregar “el paquete”, dieron la siguiente sugerencia: “Humo está nervioso, no vayan a meter los dedos porque los puede arañar o morder.  Ténganle paciencia, es un gato rescatado que no ha tenido casa”.

   Ya de regreso en su hogar, el papá abrió la caja y el gato saltó.  Era hermoso, con ojos verdes y su pelo, de dos tonos de gris, las franjas más claras resaltaban el tono más encendido.  Humo miró a los cuatro humanos, los vio con recelo pues no tenía buenos antecedentes de las personas.

   Todos le hablaron, intentaron darle confianza y cariño a través de sus palabras, se acercaron a él sin tocarlo.  Habían decidido esperar a que el gato adoptara a la familia.

   Así transcurrieron algunos meses, Humo había cambiado de nombre, la decisión se basó en que más que gato, era como un león y el León humano más férreo, aguerrido y valiente había sido León Trotski.  Bueno, la verdad es que Emilio y Mary cursaban la maestría en Filosofía Política y leían sobre marxismo.

  

 

  

24 febrero 2024

JACKSON - TOÑO GALAXY, ÁGATA, SANTI Y DADÁ

 


 


Consecuencia del paso del tiempo, la familia se redujo.  Mi padre falleció en 2006, Perlita en 2008 y Greta en 2011.  Calculo que sería en 2013 o 2014, cuando sólo teníamos a Valentina y a Ágata, que me hice aficionada al programa titulado “Mi gato endemoniado”.

   A diferencia de César Millán, que enseña a los dueños a ser líderes y de los perros, seres obedientes, sumisos y adaptados, Jackson Galaxy, psicólogo conductual, entrena a los dueños de mininos para transformar y acondicionar los estímulos del entorno, considerando las necesidades de sus mascotas.  A través de la  modificación del ambiente en el que viven humanos y gatos se logra que  los gatitos estén cómodos y, con ello,mejoren su comportamiento.

   Jackson Galaxy es un individuo genial pues pone especial interés en el bienestar y comodidad de los gatos.  Además, su aspecto es imponente, pues se trata de un individuo muy alto y corpulento, tatuado, lleva un arete en una oreja y, porlas noches, es rockero.  

    Me resulta difícil comprender cómo es que una misma persona pueda tener aficiones y dedicarse a actividades tan distintas.

   En esos años, mis nietos se quedaban con nosotras los fines de semana.  Para mí era una fiesta, pues salíamos a jugar en el patio, corríamos, cantábamos, los involucraba en la preparación de los alimentos, contábamos cuentos, adivinanzas, chistes, etc.

   Ágata, que ya era añosa, era esquiva y se mostraba renuente a las caricias de Santiago y Darío.

    Una noche, después de meditar un poco, pensé que sería bueno consultar a Jacson.  Dije a los niños que intentaría ponerme en contacto con él para que nos orientase.  Como la comunicación con el famoso Jackson fue imposible, llamé a su primo en México, el también reconocido Toño Galaxy y le solicité que diera recomendaciones a los niños para establecer una relación cordial con mi gatita.

   Así se entabló un ciclo de llamadas a Toño, mi primo.  Él, amablemente, dirigió la confección de juguetes para motivar un acercamiento entre mis nietecitos y Ágata.  Los recuerdo atando estambre a una aguje de tejer para, al final, amarrar una pluma en el extremo; también hicieron dibujos que colgaban de hilos para mostrarlos y moverlos frente a la felina, además de cerrar sus ojos con lentitud para transmitirle su amor.

   Los niños estaban muy motivados y hasta ahora, que son un par de adolescentes simpáticos, recuerdan con alegría las interacciones con Jackson Toño Galaxy.


23 febrero 2024

VALENTINA

   


  Sus ladridos eran lo contrario a su tamaño; Valentina ladraba con exageración en comparación con su talla, era muy pequeña.  Fue muy juguetona, Greta no quería relacionarse con cachorra alguna, pero Valentina hizo honor a su nombre y, con todo el miedo que le producían las miradas y gruñidos de  la alfa,  practicó la aproximación sucesiva.  Fue así, primero se colocaba frente a Greta y caminaba despacio hacia ella, que marcaba la distancia a través de gruñidos; la última vez  en la que Valentina , llena de miedo, hizo caso omiso a la advertencia de Greta y llegó hasta ella., La respuesta de Greta fue sorprendente, pues no la agredió sino la lamió.  .  

   A nosotros nos causaba mucha gracia observar a la pequeñísima perrita que no cejó en su intento por entablar una relación de amistad perruna con Greta.  Yo creo que tardó varios meses en conseguir que Greta, tras gruñirle, aceptase la cercanía y lamiera su cabeza.

   Valentina era la más menuda de las tres perritas y, debido a ello, mi mamá qpd    dio más protección y cuidados, sin descuidar el cariño que brindaba a nuestra Greta.

    Después de la partida de Perlita, quedaron Greta y Valentina, ambas chihuahuas, negras y caprichosas, la diferencia entre ambas radicaba en que Greta era más grande y fuerte.  Ambas se correteaban, dormían juntas.

   Una temporada vacacional de verano, fui a pasar unos días al departamento de la Unidad Kennedy y la llevé conmigo.  Fue una gran compañía y salía con ella a caminar entre los edificios. 

   Su nombre se puso de moda entre las niñas, así que cuando platicaba con los alumnos de la escuela sobre mi perrita, nunca faltaba que alguna niña fuese Valentina también y entonces yo les explicaba que era un nombre tan bonito que se lo habíamos puesto a un ser muy querido y a quien cuidábamos con todo nuestro cariño. 

   Mi papá le decía Tinita; mi mamá, Valentina o Valen.

   A Valentina también le gustaba la comida para humanos, pero ella fue más tradicional.  Le encantaban los chilaquiles con pollo, queso, crema y cebolla, siempre y cuando no estuviesen muy picantes.  

    Mi hijo qpd   casó con Mary en 2009.  En nuestra casa habían tres perritas y una gata.  Mary aprendió a convivir con animales domésticos y lo mismo ocurrió con mis nietos.

       Así transcurrió la vida de mi apacible y consentida Valentina, siempre muy unida a mis papás, sobre todo a mi mamá.  Sería en el año 2015, aproximadamente, cuando detectamos que Valentina tenía una protuberancia en su vientre.  La llevamos con la veterinaria, quien nos dijo que mientras no creciera el bulto, no era conveniente practicar una cirugía puesto que el tamaño y la edad de la perrita incrementaban el riesgo.  Después, en 2018 hubo otro tumor, se ubicaba en una oreja.  La llevamos nuevamente con la veterinaria quien, después de limpiar y curar a Valentina, dio la indicación de que debía recibir curaciones diarias.

   Valentina era muy escandalosa, lloraba muy fuerte y se movía con violencia si Emilio o yo intentábamos limpiarle.  Sólo se dejaba curar por Marlon, que con toda la paciencia y ternura, le decía: “Mami, a ver, vamos a curarte”.

   El último fin de semana de junio de 2019 mi mamá enfermó y tuvimos que dejar solas a nuestras mascotas.  El martes 25 de junio falleció mi mamá y al llegar a la casa, Valentina bajó las escaleras, sus ojos estaban opacos y cuando le dije que “mamá ya no va a venir”, ella hizo una expresión de tristeza.  A partir de ese día, la perrita comenzó a contraerse por el dolor.  La semana siguiente falleció.

   He pensado mucho sobre el hecho.  Creo que mi mamá y ella establecieron una relación simbiótica y que mi Valentina vivió para ser la compañía de mi madre.

  SOFÍA BASSI, SU VIDA SURREALISTA    El arte plástico es algo que no llamó mi atención.   Sin embargo, el escuchar nombres que se menci...