23 enero 2024

SIN DOLOR

 

 


   Existen tipos de dolor, el físico y el anímico.  Del dolor físico, éste se mide por su intensidad, pero no logro comprender el parámetro porque, imagino, cada uno de nosotros lo experimentamos de diferente manera.  Por ejemplo, no importa el volumen y tamaño de la parte del cuerpo, el dolor se siente y las características son las diferentes.

   En el caso de una cefalea, el dolor puede ubicarse en una región de la cabeza, la manera en la que se presenta varía porque puede ser intermitente o permanente y su duración también difiere.

 

   El penúltimo ciclo escolar que laboré en la escuela de educación especial fui responsable del 1º grado de primaria.  Una experiencia nueva para mí, a pesar de tener años de trabajo en el Plantel.

   El grupo constaba de diez alumnos, aproximadamente, había niños con síndrome de Down, deficiencia mental, distrofia muscular, problemas de comunicación, hemiplejia y uno de los alumnos, un niño que carecía de la percepción del dolor físico y cuyas conductas eran extremadamente riesgosas para él mismo y para los demás.

   No recuerdo su nombre, sólo que le habían extraído los dientes porque se había comido las falanges, así que sus manos estaban incompletas, se le dificultaba tomar el lápiz, recortar y ejecutar la prensión para tomar objetos.

   El chico tenía una fuerza asombrosa, golpeaba a sus compañeros y a mí  con violencia.  Recuerdo que ese ciclo escolar cambié mi atuendo, usaba unos zapatos de hombre, mocasines duros para evitar que me lastimase al pisarme.

   En la escuela se recibían las meriendas del DIF.  Los recipientes de cartón que contenían la leche o el jugo eran los predilectos del alumno.

   Gerardo me modeló la manera en la que se debía trabajar para lograr el autocontrol del comportamiento del alumno.  Sobre un mueble, se colocaban cinco leches y se le decía al niño lo siguiente:

“Estos botes son para ti.  Si te portas bien al final de la tarde te los podrás llevar.  Si pegas, empujas, escupes, pisas o dices groserías, te voy a retirar una”.

   Al principio del trabajo con el menor, la conducta inadecuada se exacerbó, pues el chico nos quería probar, es decir, quería saber si cumpliríamos lo advertido.

   Poco a poco, el alumno fue modificando su actitud y al término del ciclo escolar, logró permanecer sentado con sus compañeros de grupo junto, durante el festival de final de curso.

   Desafortunadamente, Gerardo no pudo disfrutar de ese éxito pues lo transfirieron a otra escuela para continuar con su labor en favor de los niños.

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