Ayer fue un día extraordinario. Fui a visitar a mis antiguas compañeras de trabajo para platicar y mantenerme activa afectiva y socialmente, porque la convivencia es algo que valoro y me mantiene motivada.
A mi regreso a casa, recordé que había descuidado la comunicación con otra gran amiga, quien fungió como mis ojos, además de mi madre, durante mis estudios de la licenciatura en educación especial.
Envié un mensaje a mi amiga Araceli y cuál fue mi sorpresa cuando, al cabo de unos minutos, comencé a recibir múltiples respuestas porque mi saludo llegó a muchos de mis contactos. En un primer momento, me sentí un poco agobiada por mi torpeza. Sin embargo, a través de mi descuido se restableció la comunicación con muchos de los que no había vuelto a saber desde el año 2020, cuando estábamos recluídos al interior de los hogares a causa de la pandemia y mi trabajo se basaba en la comunicación a distancia con la comunidad educativa, además de haber elaborado un blog en el que subía actividades que abarcaban los aprendizajes esperados.
Al final, me dio gusto el resultado de mi equivocación, pues tuve la oportunidad de platicar con un primo político, con abuelitos y madres de exalumnos y con ello confirmé que mi vocación se mantiene vigente.
Excelente experiencia
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