30 marzo 2024

ESTEREOTIPOS Y PREJUICIOS

 



   Estereotipo es la idea que tiene un grupo social sobre algún tema o situación, por ejemplo, que sólo las mujeres feas son inteligentes y que todas las bonitas son tontas. 

   Recuerdo que cuando cursaba el 1º grado en el CETis 54, un profesor que nos impartía la asignatura de Administración de Recursos Humanos, nos decía que en todas las oficinas se presentaba a las secretarias guapas ante los demás y que quienes hacían el trabajo estaban escondidas y sacaban adelante las obligaciones y responsabilidades, eran las secretarias feas. 

   En ese tiempo yo tendría unos 18 años y me parecía injusto, imaginaba a la secretaria maquillada, bien peinada, elegante y bien vestida en los actos sociales, pero en las actividades que implican el manejo de archivos, la correspondencia, la toma de dictado a través de la taquigrafía, la mecanografía y el orden requerido en una oficina, a una secretaria de cara lavada.

   El segundo grado de estudios, en el ciclo escolar 1984-85, cursé la asignatura de Matemáticas II; el programa abarcó trigonometría y cálculo diferencial e integral.  Después del primer examen, el profesor comentó en relación a la mayor calificación que había pensado que, de todas las alumnas del grupo, quien había obtenido un diez sería la más fea.

 

  Respecto a esos aborrecibles prejuicios, entendidos como hacer juicios por anticipado surgidos de estereotipos o creencias, intento explicarme la razón de tales aberraciones, busqué entre mis recuerdos su origen y sólo se me ocurre pensar en el cuento de Riquette, el del copete, que trata de un príncipe  extremadamente feo y cuya inteligencia es proporcional a su fealdad física y, para consolar a sus padres, le es concedido el don de hacer inteligente a quien el príncipe desee; en otro reino nació una princesa hermosísima, tan bella como tonta y, para dar consuelo a sus padres, le es concedida la facultad de dar belleza a quien ella desee.  Un día se conocen los príncipes y ambos comparten sus respectivos dones, así que ambos, Riquette y la princesa, son bellos e inteligentes.

   La primera novela de Ágatha Christie en la que introduce como protagonista a Miss Marpple, una anciana solterona que se dedica a tejer pero que posee una inteligencia aguda y es ella quien resuelve todos los casos expuestos a partir de las experiencias vividas en su provincia.  En la novela se narra la manera en la que se conforma un club, la finalidad es platicar y proponer situaciones en las que se involucra algún acto criminal planteado parcialmente para que, a través del razonamiento y la deducción, se encuentre a los culpables.  Entre los participantes en las reuniones semanales, hay también y para contrastar, un personaje llamado Jane, que es una actriz joven y muy bonita, con hermosos ojos azules, pero con nula capacidad de razonamiento,

 

   Si no mal recuerdo, la novela consta de 13 capítulos, pues son 13 los personajes y a cada uno de ellos le corresponde el planteamiento de un caso.   La autora ridiculiza a la actriz, la coloca como una hermosa mujer que es incapaz de emitir una frase sin el apoyo de otro y, cuando es ella quien debe exponer un problema, se turba y comenta una experiencia personal que intenta, sin conseguirlo, plantearlo como ajeno.  La autora, considero yo, pone énfasis en la sabiduría adquirida no por la formación académica sino por la experiencia vital y coloca al otro lado de la balanza a la joven actriz que, agobiada por la admiración proferida por los demás, atiende sólo a su apariencia dejando de lado las otras áreas que constituyen la vida y sus experiencias sociales.

   Yo pensaba que esos prejuicios se habían superado, pues son propios de una ideología debilitada, el machismo, dominante en el siglo anterior al presente. 

   En octubre del año pasado pude escuchar un libro crítico respecto a la identidad de género; la autora exponía que existen páginas de internet en las que se invita a los adolescentes y jóvenes a identificarse con el género al que realmente pertenecen a partir de estereotipos tales como si te gusta la pintura o la decoración, eres mujer; si tienes habilidades para las ciencias o las matemáticas, eres hombre; si te gusta cantar o la música, eres mujer, etc.

   A mí me sorprendió y entristeció escuchar esos juicios porque sé que todos, sin importar nuestro género, podemos tener inclinaciones o predilecciones variadas.

   Respecto a lo de la inteligencia.  La inteligencia se define como la capacidad de entender, comprender y resolver problemas.  Ahora bien, se confunde la inteligencia con la formación académica, que consiste en un acto consciente cuya duración se extiende a varios años y nos permite aprender conceptos y llegar a especializarnos en un área del conocimiento.

   El que aprende, asimila y hace suyos los conocimientos, lo que se refleja a partir del cambio de actuación, por ejemplo, quien aprende a tejer implementa una técnica, lo mismo quien se hace experto en cualquier área del conocimiento académico o adquirido a través de la experiencia y, por tanto, sus respuestas son más eficientes y veraces.

   De la belleza, cada región del mundo tiene sus propios estándares y quienes son bonitas en un lugar, no lo son en otro.  Sin embargo, creo que la mujer bonita lo es porque los demás así lo consideran.

   Yo estoy segura que más importante que la belleza y la inteligencia son la sensibilidad,y la empatía, me refiero a la capacidad de sentir, imaginar y procurar que los otros, al igual que nosotros, nos sintamos plenos, satisfechos y reconfortados en las interacciones

sociales.

    

     

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