Yo nací en 1965, actualmente tengo 58 años
de edad. Mis recuerdos son flashazos,
frases y escenas cortas, no recuerdo bien los antecedentes ni lo que pasó
después. Es que la memoria, según me
dijo alguna vez mi compañero, consiste en un cúmulo de impresiones emocionales.
A mí me gustaba estar con niños más pequeños,
era la amigota de los chiquitos, con ellos jugaba e, incluso, recuerdo que
había una vecina, a quien mi mamá se refería como “la señora chiquita”, que me pedía cuidara a su bebé cuando ella iba
a bañarse o salir. Desafortunadamente,
el recuerdo del nombre de la señora y el de la bebé no están presentes en mi
mente.
Vivíamos en la Unidad Kennedy y en el
departamento 8 había una familia con varios hijos hombres, pues “buscaban a la
niña”, según decía el jefe de la familia.
Los hijos eran Pepe, Javier, Alejandro, Ricardo y no recuerdo el nombre
del otro niño. Creo que yo tendría 5 o 6
años.
Cuando Ricardo era bebé, el papá salía con
el niño a tomar el sol, se sentaba frente al edificio, en un bloque que hay en
la parte posterior de las construcciones y sirven para que las personas se
acomoden para descansar.
Bueno, pues yo salí y me senté al lado del
padre y el bebé, no recuerdo lo que platiqué con el señor pero sí que me
preguntó si quería quedarme con el niño.
Por supuesto, respondí afirmativamente y me dirigí a mi casa, para informar
a mi mamá que nos darían a Ricardo y que debíamos tener todo listo para
recibirlo.
Recuerdo que mi mamá me dijo que el señor me
había engañado, que había hecho una broma y que los hijos no se regalan. Yo no
quise aceptar lo expresado por mi madre y quedé en espera del vecino y Ricardo,
que nunca llegó.